PARADOJA: Ejércitos armados para lograr la Paz
- Humanas Ediciones - Los Editores
- 12 oct
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(más ejércitos, más armas, menos paz, más violencia y guerra)

Oxímoron
Son dos palabras unidas en una frase de significado opuestos que combinadas dan origen a un nuevo concepto o idea. Ej.: Helado caliente. Convergencia paralela, paz violenta.
Paradoja
Es una idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas.
Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera.
Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Ej.: Mira al avaro, en sus riquezas, pobre.
Frase que explica una acción para lograr un objetivo, que en realidad consigue lo opuesto a tal objetivo. Ej.: “voy a hacer mucho dinero para luego descansar”.
Dilema
Encierra un argumento de dos preposiciones contrarias y disyuntivas, con la peculiaridad que las dos pueden ser ciertas o falsas, pero no al mismo tiempo. Duda disyuntiva.
Ejércitos armados para la paz
Realmente una de las paradojas más evidentes de nuestra época.
Como se nos puede ocurrir como humanos fundar ejércitos armados para combatirnos entre nosotros mismos como humanidad. Tratando de defender la supuesta soberanía, la patria, cuando en realidad la patria es nuestro querido y adolorido planeta Tierra.
Es inmensamente absurdo, necio, torpe, que las naciones tengan ejércitos prontos a combatir, asesinar, destruir, matar, violentar, saquear, hambrear a pueblos que no estén de acuerdo con su forma de ver las cosas.
El egoísmo vestido con los ropajes de la violencia, es despiadado contra quien no tiene ese poder bélico, ha hecho estragos en las etnias que por razones de la vida han nacido en lugares donde hay recursos naturales.
Veamos las zonas petroleras, o de diamantes y oro, o las que producen hierro, o aquellas que tienen campos fértiles para el cultivo, ahora podemos incluir a los lugares donde hay yacimientos de litio, etc.
Verdadera demencia es separar la especie humana por naciones.
Dizque que hay que invertir en armamento, en militares, en el ambiente castrista, pues podemos ser amenazados por otros ejércitos, entonces potenciándonos disuadiremos a otras naciones de invadirnos, este es el concepto de los gobiernos. La paradoja conduce a todo lo contrario, cuanto más se empina la carrear armamentista, el reclutamiento, la investigación y proyectos de armas de destrucción masiva, más crece la guerra, la inestabilidad, el temor, la desconfianza entre los pueblos.
Parecería que el país que más invierte en las milicias, más probabilidades tiene de sobrevivir al futuro, convirtiéndose en una contradicción de fatales proporciones, pues su pueblo, el de estas naciones que invierten en su ejército, hace que su sociedad gire en torno a esa bestia implacable de la guerra. Siempre temerosos de la guerra, de las bombas nucleares, de las bombas bacteriológicas, de las inyecciones virales. Por lo tanto el futuro es sombrío y el presente desquiciado.
Los gobiernos dicen, que es para cuidar a su pueblo, pero lo somete a la triste realidad de vivir pensando sobre las posibles declaraciones de guerra. Lo incita a la violencia, al asesinato, a la crueldad, en fin a ser despiadados.
Esta es la realidad del ego humano, de la manifestación de la violencia para conseguir dar cumplimiento a los deseos humanos. El más fuerte físicamente sería el que manda.
Si bien momentáneamente puede ser así, no es menos cierto que ese dominio es pasajero, lo ha demostrado la historia, las cuentas tienen que cerrar al final de cada ciclo social, de cada raza.
Lo curioso de todo esto, lo que nos lleva a la profunda reflexión, y ya lo hemos citado en páginas pasadas de este libro, es que ese virus de la guerra, por llamarlo de alguna forma, todos lo llevamos dentro, convenciéndonos en ocasiones que con la fuerza y violencia podemos imponer nuestras ideas y no solo, sino que ponerlas en acto.
Si por ejemplo hay una cola en un supermercado, para pagar la compra que se ha hecho, y hay alguien que físicamente es más fuerte que todos, podría tranquilamente decir: ahora paso yo, soy el primero, sin importarme la cola, sin respetarla.
Así pasa en millares de pequeños detalles de la vida. Por lo tanto la guerra la tenemos dentro, psicológicamente hablando, se plasma afuera en este mundo, como proyección del germen que cargamos en nuestra psiquis.
Pero volviendo sobre el Ejército, es obvio que mueve a la entera sociedad, a tal punto, que pueden dar golpes de estado, tomar por la fuerza lo que les parezca, someter unilateralmente a quien quiera y como quiera.
Creamos dentro del seno de la sociedad un sistema de protección, o supuesta protección que al final nos desprotege, nos daña, y nos somete.
Un fenómeno rarísimo de una sociedad enferma.
No sé si el lector alguna vez se detuvo a reflexionar sobre lo que estamos hablando en este apartado, es discutible, pero es innegable que una sociedad sin ejércitos, que busca el bien común, que comparte todos los recursos del planeta donde vive a nivel global, a nivel mundial, que busca el bienestar de sus símiles, seguramente, obviamente, evidentemente no necesita el ejército, podría convivir en Paz con todas las cosas y con todas las personas.
Hacia ya vamos, comprendiendo cada vez más estas paradojas de nuestra sociedad, nos vamos encaminando a escapar de ellas, en base al esfuerzo que realizamos por encarnar el amor y la compasión hacia la vida que nos rodea, ya sea que esta se presente como personas, como animales, como plantas, como montañas, ríos, selvas, junglas, mares, estepas, llanuras, o colinas, o lo que sea.
Finalizamos este discurso con una frase del Imperio Romano, que demuestra que esta paradoja vive silenciosamente desde epocas inmemoriales: SI VIS PACE, PARA BELLUM.
*NOTA: el presente texto es un capítulo del libro "Oxímoron, Paradojas y Dilemas Humanos", exclusivo de la editorial Humanas Ediciones. Allí se encuentran centenares de Paradojas Humanas, conteniendo dentro de ellas múltiples formas de oxímoron y de dilemas humanos.
La solución no se debería buscar afuera, sino dentro de cada uno de nosotros.




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