LA REPUBLICA
- Humanas Ediciones - Los Editores
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Su etimología latina nos ilumina la definición académica: “RES PUBLICA”, o sea, cuestión del pueblo, debido al pueblo, el pueblo, cosa del pueblo.
La mayoría de los filósofos griegos y romanos, sobre todo romanos, se sumergieron en sus pensamientos, ideas, razonamientos e intuiciones, como así corazonadas, para poder organizar al pueblo a través de la Republica.
Hoy día aun los gobernantes dirimen sobre la conducción de sus “súbditos”, que se proclamaron tal al votarlos para que ocupen cargos de influencia neta en sus vidas sociales, económicas, morales y éticas.
Desde Zenón de Citio, Seneca, Epicteto, Crisipo (esforzado corrector de algunos pasajes dudosos de La República de Zenon), Eratóstenes, pasando por Diógenes de Sinope, Sócrates, Platón, Aristóteles, muriendo la Republica con Alejandro Magno, resucitando en la antigua Roma y volviendo a perecer en la era imperial, en ciclos infinitos donde el péndulo oscila entre la Republica y la Monarquía, ora entre la nefasta y nauseabunda dictadura o imperios castradores.
La República considera tres poderes separados controlándose mutuamente, en sus intereses, en ocasiones no comunes, solo los debe unir el interés de beneficiar al pueblo.
El Ejecutivo, el Judicial y el Legislador, o sea aquellos que hacen, los que juzgan y los que redactan, discuten y aprueban leyes, respectivamente.
Los romanos tuvieron sucesivas disputas entre el famoso senado y los aspirantes a emperadores, recordemos la conspiración contra Julio César, basada en esta bifurcación: la elección entre el senado o el dictador. En ese entonces el título de dictador no era de ninguna forma, lo que hoy se conoce como dictador.
¿Por qué los pueblos son sometidos a Dictadores?
Es un enigma filosófico de difícil resolución, un dilema que debe solucionarse en el interior de cada ciudadano, para salir del infierno manipulador, abusador y restrictivo en el cual se ve envuelto.
Volviendo a La República, como texto, entonces ha sido analizada y propuesta en varias décadas, mejor dicho, centurias, entre los siglos IV a.c. y III d.c., resultando una espiral a veces que involuciona a veces que evoluciona hasta nuestros días.
Dentro del ambiente político actual, generalmente corrompido, hay escasos exponentes que viajan con sus creencias hacia las épocas romanas y filosófica griega, para traer a nuestros días aquellos conceptos, leyes e ideas olvidadas.
El pueblo, que es una masa inteligente e intuitiva cuando se trata de la economía, reacciona favorablemente a las sentencias contenidas en los textos llamados “La República” de diversos autores latinos. El caso es que aplicar dichas sentencias es tal como desenredar un matete, una madeja de hilos enredados que tiene también centurias de existir.
Para profundizar sobre este tema, para entender la política actual, para fusionarse con el pensamiento estoico, cínico, socrático, peripatético, o corrientes opuestas al estoicismo como la escuela de Epicuro (epicurismo), se necesita de un fundamento racional e intuitivo basado en la lectura y reflexión, y porque no meditación de cada línea de estos textos revolucionarios para la época en que fueron presentados, y aun más revolucionarios y vigentes en los días que corren.
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