En la imposibilidad de estar libres exteriormente, debido a las condiciones humanas en las que hemos nacido, Jiddu Krishnamurti magistralmente nos conduce por la vía de la LIBERTAD INTERIOR.
Lo cual arriesgamos a decir que esa Libertad Interior es más preciada y anhelada que la Libertad Exterior, que, como hemos dicho, es imposible de lograr debido a los fenotipos humanos. 
O sea, si bien nos consideramos libres, y quizás en cierta medida lo somos, también es cierto que estamos esclavizados de formas sociales, las cuales debemos aceptar antes de combatirlas, y no solo, sino que los humanos tenemos una existencia atada, ligada estrechamente a las necesidades biológicas, que nos arrastran a cierta cárceles físicas, no conceptuadas como tales, por ejemplo, trabajar en un lugar que no es nuestra vocación. 
Pero, la LIBERTA INTERIOR si es posible, en toda su dimensión.
Escaparse de las cárceles del entendimiento, del mundo de relaciones humanas, de los defectos humanos, de los compromisos y obligaciones inútiles que nuestra mente nos propone, o de los sentimiento y emociones que nos esclavizan a algo o alguien.
En realidad Jiddu Krishnamurti no necesita una presentación, su obra habla por sí sola.